Creencia
y conocimiento son esenciales para la toma de decisiones: Una persona puede
tener un estado doxástico/epistémico con respecto a que habrá escasez de
alimentos dentro de una semana y se lanza despavorida a adquirirlos, antes de
que sea demasiado tarde, es decir: actúa en relación con lo que cree o sabe.
Sin embargo, la posibilidad de lanzarse a buscar los
alimentos tiene connotaciones distintas, dependiendo de si el estado es
epistémico (la persona sabe) o si es doxástico (la persona cree). En el primer
caso, si la persona actuase contradiciendo lo que sabe, podría lamentar su
inacción y su lamento estaría justificado: se habría equivocado. En el segundo
caso, la situación es distinta, justamente porque la creencia de la persona
podría ser falsa; desde luego, podría igualmente lamentar su inacción, pero
difícilmente se podría decir que se ha equivocado al no actuar de acuerdo con
su creencia (sesgo de retrospectiva).
Por
supuesto, lo que en un momento es creencia puede devenir en conocimiento, en
otro momento. Esto, sin embargo, no siempre parece ser adecuadamente comprendido.
Pensemos en el coronavirus. En
efecto, nuestros estados epistémicos actuales (EEA) son radicalmente distintos a los
que poseíamos -digamos- hace un mes (EEP). Una diferencia importante es, por ejemplo, que a
mediados de febrero no se tenía registro (conocimiento) de personas infectadas (aunque es lógicamente posible que los hubiera), existía una asimetría en todo sentido (lógico, epistémico, psicológico) entre EEP y EEA; aunque no pocos creían (estado doxástico más que epistémico) que el coronavirus estaba en Panamá. Pero -como
hemos dicho- creer que algo es el caso no implica saber que es el
caso.
Un
mes más tarde, considerando los primeros reportes, se confirma lo que algunos
creían con antelación: que el coronavirus estaba en Panamá. Hasta aquí no hay nada
fuera de lugar, pues al menos desde una perspectiva teórica, simplemente, se habría confirmado empíricamente una hipótesis. ¿Pero qué implica esta confirmación con respecto a lo que se
debió hacer en el pasado? Absolutamente nada.
Sin
embargo, con frecuencia -y en redes sociales abundan los testimonios- solemos realizar inferencias erróneas, obviando que existe una
asimetría epistémica entre EEP y EEA; es decir, evaluamos los elementos epistémicos propios de EEP en términos de EEA, de modo que los cursos de acción que puedan derivarse prácticamente en este último son los cursos de acción que podrían derivarse en el primero. En otras
palabras, era imposible empíricamente tomar, entonces, decisiones que podemos tomar hoy: declarar emergencia nacional, implementar toque de queda, establecer controles en provincias, salvo -claro- que nos comprometamos con el sesgo de retrospectiva. Esas medidas se toman dependiendo de cómo vaya evolucionando el fenómeno del contagio. Una actitud bayesiana permite comprender esta situación de manera adecuada.
¿Se debieron suspender los carnavales como indican algunos? Si relacionamos la decisión con estados epistémicos, definitivamente que no; ya que hasta ese momento no
habían sido reportados casos de coronavirus ni en el país ni en la región; tomar esta medida en aquel momento equivaldría (o implicaría) a que las medidas que ahora se han tomado, debieron tomarse entonces; y esto es absurdo.
Desde luego, se puede sostener que la medida debió tomarse porque había indicios (estados doxásticos) de que el virus estaba presente. Pero una postura como esta nos lleva a preguntar si es dable a la autoridad que tome decisiones basándose en indicios, intuiciones, corazonadas o creencias a secas; o esas decisiones han de tener un respaldo epistémico robusto. Yo honestamente me inclino por lo segundo.
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