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Mostrando entradas de septiembre, 2017

Más acá de la muerte

Francisco Díaz Montilla Se atribuye a Epicuro de Samos, filósofo griego del siglo IV a.e.c, haber dicho  que la muerte es una quimera porque mientras existimos, ella no existe; y cuando ella es, nosotros ya no somos. Quimera o no, desde el punto de vista existencial es un problema radical, objeto de reflexión de literatos, filósofos y teólogos. Recientemente, John Martin Fischer, profesor de Filosofía de la University of California Riverside,  ha obtenido una beca de 5 millones de dólares  de la Templeton Foundation para investigar el problema de la inmortalidad. Pareciera una cantidad excesiva de dinero para abordar un problema que desborda las condiciones desde las cuales construimos eso que llamamos conocimiento científico. El hombre es un animal metafísico, al decir de Schopenhauer; por ello, a pesar de Kant, inevitablemente tendemos los humanos a ir más allá de lo que la evidencia nos autoriza. Pero es que, cuando se trata de conocimiento,  no está demás tener present

Humor y religión

Francisco Díaz Montilla La religión puede ser entendida de muchas maneras. Marx la caracterizó como “el opio de los pueblos”; Freud la comparó con la “neurosis infantil”; Bakunin la caracterizaba como “demencia colectiva”, e incluso llegó a decir –contra Voltaire- que “si Dios realmente existiera, sería necesario abolirlo”, etc. Por supuesto, también hay concepciones más positivas de la religión que rescatan principios como: no matar;  no mentir (no engañar, respetar los contratos); no robar (no violar los derechos del otro); no entregarse a la prostitución (no cometer adulterio); respetar a los padres (ayudar a los necesitados y débiles). Aunque no queda claro por qué esos principios han de darse necesariamente desde la religión. Y no falta quien nos recuerde –como Benavente- que “nunca, como al morir un ser querido, necesitamos creer que hay un cielo”. Aproximaciones reduccionistas a la cuestión religiosa suelen ser nefastas. Es preferible, por ello, entender este fenó

Los intelectuales comprometidos

Francisco Díaz Montilla Muchos intelectuales son  implacables críticos del modelo de organización económica  de libre mercado (capitalismo). Esta situación llevó a Robert Nozick  (1938-2002) a preguntarse ¿por qué se oponen los intelectuales al capitalismo? (Socratic Puzzles, 1997). Lo llamativo de estos críticos –y esta, obviamente, no es una razón para invalidar sus críticas- es que se trata de personas con un estatus social aceptable y no tienen mayores dificultades económicas. Muchos de ellos son catedráticos universitarios, periodistas, poetas o escritores (Nozick los llama “intelectuales de la palabra” en contraposición a los “intelectuales de los números”) que obtienen por lo que hacen beneficios muy superiores a los que obtendrían si realizaran esas actividades en algún paraíso socialista, al cual tienen como modelo. Es frecuente –todavía- escucharlos disertar en universidades, escuelas y eventos académicos sobre la revolución inminente o sobre la crisis y el colap

Moralidad, razón y emoción

Francisco Díaz Montilla David Hume, el célebre pensador escocés, postuló una teoría acerca de lo moral que –al menos en los círculos filosóficos- no ha sido tan atendida o valorada. Tal vez por los supuestos empiristas en que se fundamenta y las consecuencia teóricas (filosóficas) que surgen de ella. La teoría en cuestión se compone de tres ideas básicas: (I) Las distinciones morales no proceden del conocimiento de hechos. En efecto, una cosa es lo que es y otra lo que debe ser. (II)  Las distinciones morales no proceden del conocimiento de relación de ideas. Hume sugiere que debería tratarse de un conocimiento de relación de ideas: de semejanza, de contrariedad, de grados de cualidad, o de proporciones en cantidad y número. Pero, en vista de que estas relaciones se encuentran tanto en las cosas materiales, en nosotros mismos, en nuestras acciones pasiones y voliciones, deberíamos considerar lo bueno y lo malo del mismo modo, tanto en la acción humana como en la acción d

Gastar lo ajeno

Francisco Díaz Montilla Friedman nos enseña que hay cuatro formas de gastar el dinero, según que sea el de uno, o de otro. Uno puede gastar el dinero propio en uno mismo. En este caso, se procede cautamente, procurando maximizar cada centavo, atendiendo fundamentalmente las necesidades que han de ser satisfechas. Uno puede, además, gastar el dinero propio en otro; cuando –por ejemplo- lo usamos para comprar un regalo a una amistad. En este caso, somos cuidadosos de no gastar demasiado, aunque tampoco nos preocupamos por cuánto obtiene el otro de la compra recibida. Uno puede, por otra parte, gastar el dinero ajeno en uno mismo; por ejemplo, el empleado de una empresa que es enviado al extranjero, con alimentación, transporte y hospedaje pagados. En este caso nos cercioramos de que los productos elegidos sean de calidad, que satisfagan nuestras necesidades, sin considerar –necesariamente- el precio. ¡Lo que no nos cuesta, hagámoslo fiesta! Finalmente, uno puede gast

El fallo de la discordia

Francisco Díaz Montilla En lógica, la falacia “siempre ha sido así” (argumentum ad antiquitatem) es un tipo de razonamiento en el cual se argumenta que tal o cual práctica es correcta porque se ha hecho de una manera determinada o que una proposición es verdadera porque ha sido tenida por tal  durante mucho tiempo, sin considerar la posibilidad de que dicha práctica ya no tenga razón de ser o de que la creencia sea invalidada por nueva evidencia. Me parece que, en parte, esta es la falacia subyacente en la polémica desatada por el fallo recientemente proferido en el que se concedió un amparo a los involucrados en el caso Finmeccanica. Tradicionalmente se asumió que en caso de que el Ministerio Público se extendiera en los términos establecidos por la ley en la instrucción del sumario, la correspondiente sanción sería disciplinaria (multas), sin perjuicio de  responsabilidad penal. Era, por tanto, impensable considerar la posibilidad de que los excesos de los agentes de