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Derogar o no derogar, ¿he ahí un dilema?

Francisco Díaz Montilla En general, la teoría jurídica señala que los elementos del contrato son la capacidad (de goce o de ejercicio), el consentimiento (no debe ser producto de intimidación, dolo, fraude, etc.), objeto (real o posible, lícito y determinado), causa (motivo o fin del contrato) y forma. La capacidad y consentimiento son los elementos personales, el objeto y la causa son los elementos reales y la forma -como indica su nombre- el elemento formal. Un acuerdo que no cumpla con alguno de esos elementos no puede reputarse válido; por ejemplo, usted fallece y en su testamento dispone que su hijo menor de edad es su heredero universal; pero el heredero, vende una parte importante de dichos bienes a un tercero a través de un contrato de compra-venta, ¿siendo menor es válido dicho contrato? No lo es, aunque el menor tenga capacidad de goce, no tiene capacidad de ejercicio.  Recientemente, el Gobierno Nacional ha aprobado un contrato ley con la empresa Minera Panamá. A primera vis
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La lógica como base de la enseñanza

  Francisco Díaz Montilla Kazimierz Adjukiewicz fue un filosófo y lógico polaco, prominente figura de la escuela de Varsovia, una de las escuelas más fructíferas en cuanto a investigación de la lógica se refiere. En ese campo destacan sus contribuciones a la gramática categorial, lingüística formal y teoría de modelos; aunque también hizo aportes notables en el ámbito de la epistemología. En 1965 publicó Logika pragmatyczna , traducida y publicada en inglés (Pragmatic Logic) en 1974. Desconozco si se ha traducido al español. La lógica pragmática se ha trabajado poco (Montague, Kearns son casos excepcionales), si se compara con los tratamientos semánticos y -sobre todo- sintácticos que han posicionado a dicha disciplina como un referente importante para el desarrollo tecnocientífico durante al menos los últimos 70 años. La lógica debiera ser parte del acervo cultural de las personas, profesionales o legos, pero no es así. En nuestro medio, lamentablemente, hay una gran ignorancia de

A propósito del Día Mundial de la Filosofía

Francisco Díaz Montilla Instituido por la Unesco, el tercer jueves de noviembre de cada año se conmemora el Día Mundial de la Filosofía. Ese día podría celebrarse cualquier cosa, de modo que no ha de considerarse como algo especialmente intrínseco. Podría  - además -  discutirse si tal celebración o conmemoración es relevante o no lo es, pues - al fin de cuentas - ¿Qué sentido tiene la filosofía, su estudio y su enseñanza en el mundo de hoy? Cuestiones como estas dan origen a enconadas discusiones entre estudiosos de la disciplina, pero es fácil advertir que la pregunta no es en (por) sí misma filosófica. Podría asumirse que se trata de una pregunta a responder desde el punto de vista curricular, o didáctico o pedagógico. Como sea, no está claro que - más allá de algunos lugares comunes (pensamiento crítico, autonomía intelectual, etc.) que se suelen dar como respuesta - la enseñanza de la filosofía sea una actividad socialmente útil. Si, bajo el supuesto de que la filosofía fome

Un educador luchando también está educando...¿Y?

  Francisco Díaz Montilla Podría debatirse si el alza de los precios (combustible, comida, electricidad) implica un riesgo potencial (inmediato y/o mediato) que compromete la existencia o vida de los sectores más vulnerables de la población panameña, si los perjuicios causados son parte del precio a pagar como parte de las demandas y resultados que se habrán de obtener, y si son reversibles de alguna manera. Tal vez el productor, industrial o comerciante estime que puede recuperar -en alguna medida- las pérdidas que ha tenido; de lo contrario, si declara impuestos, podrá deducirlos como pérdidas de su declaración. Es decir, que a la larga se puede equilibrar la carga. Ya antes el país ha pasado por eso: a finales de los 80 del siglo pasado, la economía nacional estaba arruinada, la invasión norteamericana profundizó aún más los problemas económicos, sin embargo, la reconstrucción tomó menos tiempo del pensado. La situación que hoy vivimos no es -desde luego- comparable a la comen

Los intelectuales comprometidos

  Francisco Díaz Montilla Desde hace algún tiempo son cada vez más frecuentes las voces que abogan por una mayor intervención del Estado en las actividades económicas. Y no solo eso, sino que algunos abogan porque el Estado grave las grandes fortunas o las excesivas ganancias. ¡Ser rico o millonario es un pecado! Y desde luego que lo es, porque para ser rico o millonario hay que ser un explotador, alguien que se apropia ilegítimamente de lo que han producido los trabajadores. Esta manera de pensar está más arraigada de lo que uno piensa, por ejemplo, en los claustros universitarios, aunque no siempre se es suficientemente consistente con lo que ello implica. Hace algunos años les describía a un grupo de estudiantes universitarios de economía la siguiente situación: Imagine que dos personas (digamos dos hermanos) A y B obtienen un patrimonio P que dividen a partes iguales. A malgasta su parte de la fortuna y, al cabo de cierto tiempo, ha quedado en un estado de pobreza en el sentido q

La racionalidad de la guerra

Francisco Díaz Montilla ¿Es la declaración de guerra una respuesta (alternativa) racional ante un problema (geopolítico)? Una aproximación filosófica remitiría a tres cuestiones previas: ¿qué es una declaración de guerra?, ¿qué es un problema geopolítico?, ¿qué significa la palabra ‘racional’? De estas tres preguntas, tal vez la tercera sea la más importante para la filosofía, porque -posiblemente- sea la menos empírica de ellas. El predicado racional puede tomar como argumentos varias cosas: acciones, creencias, deseos, etc. En la medida en que las acciones, creencias y deseos sean racionales, lo son sus titulares, es decir, los individuos cuando actúan del modo como actúan. ¿Pero qué es ser racional? Estoy particularmente convencido de que -aun con sus limitaciones- la ‘mejor’ concepción de la racionalidad la ofrece la teoría de la decisión (elección) racional (TER). Entre otras razones, por su simplicidad, por su estructura lógica y articulación matemática. De acuerdo con esta

Escepticismo, conspiración y filosofía

Francisco Díaz Montilla Igor Douven, filósofo, psicólogo cognitivo y epistemólogo formal (KU Leuven) ha publicado un breve texto en el British Journal for the Philosophy of Sciences titulado: Covid-19, Induction and Social Epistemology (http://www.thebsps.org/short-reads/douven-socialepistemology/), en el cual plantea algunas interrogantes que quienes se dedican a la filosofía deberían considerar. Douven introduce el artículo refiriéndose a una investigación realizada por investigadores de la John Hopkins University en la que se ha encontrado una relación entre la disposición de las personas a seguir las medidas gubernamentales para mitigar la propagación del virus y la confianza en la ciencia. Sin embargo, de acuerdo con dicha investigación casi la mitad de los estadounidenses desconfía en la ciencia. En ese sentido señala (traduzco): “Lo que a muchos de nosotros nos parece un esfuerzo concertado de un amplio número de expertos para limitar el daño de una crisis de salud sin prece